La casa original de los años 70, era hermosa y muy orgánica, había ido sufriendo ampliaciones en su única planta. Pero se sentiía el desorden por lo que su distribución tampoco era cómoda. Ante tanta horizontalidad creamos la vertical: en el hall, que te recibe ante una cristalera de 5 metros de altura. Las ampliaciones y su forma orgánica se recogen en un porche larguísimo de escala importante… como elemento simbólico, casi escultural. La distribución surgió sola: los espacios que antes eran cerrados, ahora yacen abiertos y separados solo por la luz.