Sobre muros paralelos de piedra y enlucidos en blanco se disponen las estancias, adaptándose al terreno en pendiente. Su adaptación al terreno, de esta forma es orgánica, natural: cada volumen se integra en su entorno resultando así muy fácil la adaptación de un tipo de vivienda a cada parcela, resultando cada una entonces personal y única.
Buscábamos vivir las sensaciones de la finca ibicenca y conseguir su armonía. Para ello no podíamos diseñar un único volumen con un excesivo impacto, sino una serie de volúmenes más discretos, acompañados de un paisajismo y zonas exteriores que nos permitan sacarle el máximo partido a la parcela. Entre ellos patios naturales, que nos permiten integrar el exterior y los jardines en el interior de la vivienda, articula microclimas. A su vez separan las zonas de estancia como salones, cocinas… de las áreas para dormir, pues buscábamos independizar y permitir así que cada uno, o cada grupo, pueda habitar la vivienda independientemente, sin afectar a los demás, algo tan habitual en Ibiza.
Carácter Bioclimático. Se diseñaron los espacios principales para tener una ventilación natural, situando las láminas de agua a las entradas de las corrientes de aire con el fin de refrescar la vivienda. Los patios que describimos antes, ayudan a refrescar y ventilar las habitaciones, de manera natural.
El agua se convierte en protagonista, desde la entrada a la casa que te invita a dejar el ruido y el estrés, entrando al refugio, a la increíble piscina-lago circundante a la vivienda en toda su fachada al jardín, donde se convierte en espejo de la fachada, piscina en diferentes niveles a la que puedes acceder incluso desde el dormitorio principal.